Baile a River Plate

Hizo historia
San Lorenzo goleó 5 a 1 a River y alcanzó la máxima goleada que le propició en 1957. Santana, González, Bottinelli, Bergessio y Silvera los goleadores en una tarde que sólo se vio empañada con la lesión de Solari y la expulsión del Papu Gómez.

BUENOS AIRES- En el momento que el sol volvió a la ciudad de Buenos Aires, salen los equipos a la cancha. Algo así como un presagio de lo que iba suceder en el campo de juego. La lluvia del mediodía fue reemplazada con el Ciclón de Boedo. San Lorenzo confirmó esto a los treinta segundos con un potente y magnífico desborde de Bergessio que le posibilitó a Santana poner al Ciclón en ventaja. Estallido azulgrana en el Pedro Bidegain.River, atónito por el primer golpe recibido no se asentó en la cancha y San Lorenzo lo aprovechó. Poco de seis minutos después el Chaco Torres aprovechó los espacios que su rival dejó para jugar. El Ex Racing recibió una infracción cerca del área que Adrián González, como en sus viejos tiempos, se encargó de cambiar con un golazo al ángulo superior derecho de Ojeda.Lamentablemente la jornada no podía darse con todas las letras. Santiago Solari, con un gesto de dolor tras tocarse su pierna izquierda, pidió el cambio. En su lugar ingresó Alejandro Gómez y el partido siguió favorable a San Lorenzo. Lo confirmó Bottinelli que, tras una confusión en un córner, puso el 3 a 0.Sin embargo, empujado por un parcial Sergio Pezzotta, River comenzó a sumar gente en el campo del Ciclón. Tuvo varios tiros libres a su disposición, pero en ninguno concretó. Parecía cerrado el arco de San Lorenzo, pero el propio Orión le dio la llave al Millonario. Buonannote pateó desde afuera y provocó un grave error del arquero. La pelota pasó por debajo de su brazo y se coló al fondo de la red. Después del descuento riverplatense, San Lorenzo bajó a la tierra y nada tuvo que ver con aquél que tuvo 18 minutos iníciales para el recuerdo. Orión siguió inseguro y otra pelota se le volvió a escapar, pero esta vez la misma se fue al corner. El partido volvía a abrirse porque River atacando empezó a ser más claro e incisivo que el Ciclón, por cierto estático en ofensiva y dependiente del Papu, excesivamente reclinado sobre su izquierda.El juego, al acercarse al final del primer tiempo, daba la sensación de que la considerable ventaja estaba en jaque. Sin embargo, a pesar de ello, Gómez, en su primera intervención como enlace, dejó mano a mano a Bergessio para que estampe el cuarto gol de San Lorenzo. La tranquilidad retornó a los corazones cuervos.Con espíritu camboyano, San Lorenzo salió en la segunda parte. Gorosito, en los primeros minutos, le dio lugar a Archibi y Fabbiani por Abelairas y Rosales, respectivamente. Pero fueron los de Russo que encontraron el primer grito en esta mitad. El turno, tras un rebote de un peligroso tiro libre, fue de Silvera. El Cuqui la punteó e infló las redes. San Lorenzo alcanzaba la máxima goleada en la historia frente a River, igual que en 1957.A los 20, Pipo intentó con Gallardo (por Buonanotte), en su regreso a la entidad de Nuñez. Su intención: recuperar la pelota perdida a pies de un San Lorenzo seguro, más calmo y decidido para continuar con la búsqueda de algún que otro grito más.El desconcierto de uno (River) y la tranquilidad del otro (San Lorenzo), dieron una pausa al clásico. Se jugaron quince minutos de escasas incidencias y pocas situaciones de riesgo, en ambos arcos. Orión y Ojeda, de actuaciones flojas, tuvieron su descanso, como Santana, sorpresivamente reemplazado por Tula cuando los hinchas querían ver un rato a Bruno Fornaroli, el único refuerzo que aún no debutó.Incomprensiblemente, Alejandro Gómez, cuando nada había que hacer en el partido, sólo seguir jugando al fútbol, entró en provocación de rival. Mientras Fernández lo bajó desde atrás, Ahumada lo agarró del cuello. El Papu reaccionó y, Pezzotta, de mal arbitraje, vio la agresión de Gómez. Roja directa. La tarde del domingo se presentó para hacer historia. Se igualó la máxima goleada en la historia frente a River. Desde el vestuario, San Lorenzo fue el ganador. Atrás quedaron los roces de los últimos encuentros. Hubo fútbol, baile y goles. Por suerte, a favor del Ciclón, que vuelve a decir presente.