Wednesday, October 28, 2009

San Lorenzo 3 - Arsenal 2

No pudo haber otro comienzo peor para el Ciclón. Después del papelón sufrido en Santa Fe por la pelea interna entre Pintos y Civelli, San Lorenzo sufrió antes de los cinco minutos una cachetada por parte de Arsenal, expresada en los pies de Franco Jara, quien venció la guardia de Pablo Migliore.

Los del Viaducto se adelantaron rápido y por Boedo reinaba la preocupación. Aunque faltaba mucho. Y el Ciclón no resignó su búsqueda, quizá sin la claridad de otros partidos (como ante River de Montevideo), pero siempre laboriosa y con la actitud ganadora que caracteriza a este equipo.

El mediocampo, combativo y áspero con Juan Manuel Torres, Rivero y Cristian González, fue el sostén en la primera parte, sobre todo cuando los de SImeone se encontraban en desventaja. La defensa, en tanto, sufría cada arremetida visitante, pero la poca puntería hacía estático el marcador.

Pero en una jugada aislada, llegó la buena nueva para San Lorenzo. Rivero, dulce con el arco en este semestre, probó desde afuera. Su disparo rebotó en un defensor y anuló las intenciones de Campestrini, que ya estaba jugado hacia el otro palo. Empate justo, pero no por el merecimiento, sino por el momento.

El recurso más utilizado para ponerse en ventaja por parte de los santos fue el juego aéreo. Civelli tuvo un par, y ganó en ambas gracias a su estatura, aunque la dirección de sus testazos estuvieron más cerca del cielo que de la red. En otro pelotazo, San Lorenzo mereció mejor apreciación del réferi Héctor Baldassi. Pintos fue tomado cuando se disponía a cabecear en lo que fue una clara infracción dentro del área. Pero para el árbitro no existió penal.

En un flojo primer tiempo, donde el Ciclón transpiró pero no jugó bien, hubo sólo una acción de peligro a favor del local. Y polémica por cierto: Fabián Bordagaray, habilitado, anotó con un cabezazo formidable pero el asistente primero Baldassi, Marcelo Aumente (¡qué bien le vendría para la vista un poco de su apellido!), lo anuló por un offside que no existió.

Para los segundos 45 minutos el Cholo realizó una apuesta importante sacando un defensor (Pintos) por un delantero (Juan Carlos Menseguez). A pesar de ello, el que otra vez volvió a pegar primero fue Arsenal. En un corner que fue generado dudosamente (era saque de arco aparentemente), un ex de la casa, Cristian Tula, metió la cabeza, mandó la pelota al fondo de la red y no lo gritó como los trescientos hinchas que llegaron desde Sarandí.

Cuatro minutos después, Simeone mandó a Bernardo Romeo, y fue otro el defensor que abandonó el campo de juego: Renato Civelli, silbado por los hinchas. Con tres de punta bien definidos, más un Alejandro Gómez movedizo por todo el frente de ataque, San Lorenzo se la jugaba con el esquema, ofensivo, pero por momentos no fue fácil ponerlo en práctica. Mientras tanto los de Jorge Burruchaga insistían, y con peligro. Un remate en el poste izquierdo salvo las esperanzas del Ciclón.

Sin embargo, este equipo de Simeone, con fortuna en pobrezas futbolísticas, siempre tiene una carta ganadora. Gonzalo Rovira ingresó por Bordagaray y, en la segunda que tocó, la mandó a guardar con un estupendo zurdazo que se metió en el ángulo superior derecho del arco visitante. Para destacar previo a esta perla: gran maniobra individual de Rivero, que en definitiva fue quien asistió a Rovira antes de su media vuelta al gol.

Luego del empate, el Ciclón fue un sinfín de buenas intenciones. La claridad no estuvo a su lado, pero su actitud fue retribuida otra vez por la fortuna. A cinco minutos del final, Cristian González se animó desde afuera del área. Su remate, que tenía su destino en las manos de Campestrini, se desvió en el Papu Gómez para tocar la red. Euforia incontenible en los hinchas, que además de festejar, ovacionaron en reiteradas oportunidades al Burrito Rivero, la figura de la tarde.

En 72 horas, San Lorenzo logró recuperarse de la mala imagen que dejó en Santa Fe. Le revirtió el resultado a un entonado Arsenal, que habrá jugado uno de los mejores partidos del campeonato. Tres puntos valiosos, que parecían perdidos y suman mucho para seguir en el lote de los equipos que están arriba, todos ganadores en esta jornada número once.

Un golazo, y dos tantos fortuitos, más la actitud de no darse por vencido, aún vencido, fueron los argumentos para que el hincha recupere la felicidad y no desvíe su ilusión por un nuevo título.

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